Alíñame

por si me necesitas mona lisa
la luna corresponde a los locos
y no puedo competir...
así que sólo espero que ella no me quiera
porretas
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Diana frank. Con la tecnología de Blogger.
29 julio 2008
dolida y jodida y viva
Tengo miedo, miedo a que te vayas, miedo a que mi lucha no sea suficiente o no sea el camino correcto para hacerte justicia.
Tengo la increíble necesidad de decirle al mundo quien eras tú y todos tus todos.
Un hombre me dice que te vio, una sola vez, ya no respirabas, te vio y tu hija se hace un mar de lágrimas, te recuerda, me gustaría narrarle con mil ciento millones de líneas sonrientes quien era ese cuerpo tendido en el suelo, y la cosa más grande que se me ocurre decirle es: “se llamaba Jose Mari y era mi padre”
La vida es así, la vida trae la muerte y todos nos vamos a morir, apunte, pero que no te maten.
A veces pienso en todas las cosas que sabía en su suma de comunista budista botánico, una buena combinación para tener el pase y derecho a vivir, bueno, te lo quitan, algunos me dicen que no piense en eso, en mi odio, mi justicia, mi rabia, que te den, ¿te repito? Era mi padre y yo, su hija, una canalla que se empequeñece cada vez que tiene que ponerle recuerdo a un gran hombre.
Le tenías que haber conocido, ver sus libros, su guitarra, su paz, a pesar de que no esté, esa casa tiene una armonía extraña, la de un hombre pacifico, tímido e inteligente, que hizo de su hogar su pequeño Tibet, ¿te acuerdas Jose cuando le dijiste que querías huir al Tibet porque allí no había gente mala? Y Jose Mari, sabiendo como estabas, maniaco perdido y saliendo con su hija, te dijo, “Jose, aquí tienes el tuyo a escala pequeña, todos los lugares pueden ser iguales y todas las personas malas personas” Venías corriendo, “joder, tía, que padre tienes”, y yo andaba celosa y feliciana, pues los dos hombres de mi vida se contaban secretos mientras la niña se maquillaba.
Cuesta verte en fotos, en recuerdos y palabras y no verte, cuesta imaginarte con el bazo perforado y todo tu interior encharcado mientras un tal Carlos ve la tele en su chalet de las rozas, un tío que ni se ha dignado a pedir perdón, un tío que sigue vivo por una maniobra evasiva compleja que a él no le sirvió.
Tan frágil, tan bueno, tan tan, que me quedo corta, a ver Aita si acabo la novela, y se hace famosa y todo el mundo dice, es tan buena por el padre que la crío, que la vio llorar, que aguanto todos sus berrinches y que tuvo los dos cojones de quererla, con lo mala pécora que es, sí, mala pécora, pero afortunada de haberle tenido a él.
Dejé la universidad, pensaba que ibas a decepcionarte, tanto dinero, tanto sacrificio, tantos callos, pero sólo dijiste “tienes tiempo, ¿quieres escribir?, pues escribe” Tienes tiempo…, yo sí, al menos de momento. Maybe Aita quiera ser futbolista o astronauta o puta o feliz, pero quiero que en cada uno de mis pasos la estela de un gran hombre no se vaya de mí.
Si me lo devolvieran, Carlos, no dudaría en matarte, pero no te mereces el tacto de mis manos calientes sobre tu garganta, que va, si pierdo el tiempo en un hijo de puta no lo empleo en los cientos de pasos que él me enseñó.
Tengo la increíble necesidad de decirle al mundo quien eras tú y todos tus todos.
Un hombre me dice que te vio, una sola vez, ya no respirabas, te vio y tu hija se hace un mar de lágrimas, te recuerda, me gustaría narrarle con mil ciento millones de líneas sonrientes quien era ese cuerpo tendido en el suelo, y la cosa más grande que se me ocurre decirle es: “se llamaba Jose Mari y era mi padre”
La vida es así, la vida trae la muerte y todos nos vamos a morir, apunte, pero que no te maten.
A veces pienso en todas las cosas que sabía en su suma de comunista budista botánico, una buena combinación para tener el pase y derecho a vivir, bueno, te lo quitan, algunos me dicen que no piense en eso, en mi odio, mi justicia, mi rabia, que te den, ¿te repito? Era mi padre y yo, su hija, una canalla que se empequeñece cada vez que tiene que ponerle recuerdo a un gran hombre.
Le tenías que haber conocido, ver sus libros, su guitarra, su paz, a pesar de que no esté, esa casa tiene una armonía extraña, la de un hombre pacifico, tímido e inteligente, que hizo de su hogar su pequeño Tibet, ¿te acuerdas Jose cuando le dijiste que querías huir al Tibet porque allí no había gente mala? Y Jose Mari, sabiendo como estabas, maniaco perdido y saliendo con su hija, te dijo, “Jose, aquí tienes el tuyo a escala pequeña, todos los lugares pueden ser iguales y todas las personas malas personas” Venías corriendo, “joder, tía, que padre tienes”, y yo andaba celosa y feliciana, pues los dos hombres de mi vida se contaban secretos mientras la niña se maquillaba.
Cuesta verte en fotos, en recuerdos y palabras y no verte, cuesta imaginarte con el bazo perforado y todo tu interior encharcado mientras un tal Carlos ve la tele en su chalet de las rozas, un tío que ni se ha dignado a pedir perdón, un tío que sigue vivo por una maniobra evasiva compleja que a él no le sirvió.
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Si me lo devolvieran, Carlos, no dudaría en matarte, pero no te mereces el tacto de mis manos calientes sobre tu garganta, que va, si pierdo el tiempo en un hijo de puta no lo empleo en los cientos de pasos que él me enseñó.
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1 comentarios:
Como te decía en Netlog... me encantan las enfadadas con el mundo. haha!