Google+ jodida y radiante: bájame una estrella

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Diana frank. Con la tecnología de Blogger.
relato (14) foto (4)
30 abril 2010

bájame una estrella


Sólo le vi una vez, en esa época que los recuerdos tienden a confundirse con los sueños y Madrid era un parque de atracciones repleto de luces y gominolas, no le olvide nunca, desarmaría todo los armarios por encontrar esa foto, la maraña de pelo, los rizos y los enredos, sólo tengo un haz lejano y sonriente de tu presencia.
Viniste a casa, entonces nada sabíamos de que estaba llena, esta forma de envejecer, de ir perdiendo y de preservar esta maldita memoria, hoy es un día especial pa echar mano de ella y contar como hombres y mujeres como tú se dejaron la vida en un sueño, a muerto un montañero y otro le alcanza una estrella a la tierra.
Tu historia es un símil de volar, de saber que un día tomabas un orujo con mi padre y otro cualquiera saludabas al Everest, entretanto una niña escondida en el respaldo del sofá observaba las hondas electrizadas de tu pelo y tiraba de los suyos a ver si eran iguales, la que quería ser reflejo de dos hombres buenos, mi padre y su amigo Risi.
Ibas a una expedición y pregunté “¿aita, no vas con él? La misma pregunta tenía la respuesta, aita y me sentí, después, cuando entendí, mucho después, un grano en el culo, muy orgulloso de recitar los catorce ochomiles y contar que mi amigo va pa allá, que me faltan palabras y respiración, que se me contagio algo, una pasión
“Caminante no hay ruta, la montaña está mostrando su peor cara, deberíamos partir, lástima que hayamos apostado o ella o nosotros”
Años más tarde años de cimas y descenso, vienen noticias de la India, Risi ha decidido quedarse en la montaña, desde Legazpi lloramos y reímos a la vez, le quedaban cimas, peñascos y vertientes pero el manto de la nieve se lo ha llevado y ha dejado el cielo despejado, algo de él sobrevivió al alud y se quedó en mi casa de Legazpi, en Pamplona, y en lugares donde hombres valientes quieren.

Hay un libro en casa, mi padre ya no está, hay un libro para no traicionar la memoria, lo cuenta una chica, tampoco está, se marchó contigo. Ojeaba la estantería buscando que leer, daba igual tenía que conocerlos todos y me tope con Miriam, ¿aita esto qué es? Lo escribió la novia de Risi, me faltó una pregunta, ¿ese libro está ahí desde que le conocí? Cubiertas azules, pequeño, hablaba de ti y de tu pelo, habla de los dos y de lo alto que aspiráis a respirar esnifar y beberos, pues en aquel entonces no erais novios, tú tímido ella guapa, sólo era cuestión de tiempo, como lo era tener aquello en mis manos, un secreto, por eso lo tenías en el centro de la estantería.
Brindabais con agua al otro con orujo, un día tu amigo tenía una niña y tu te echabas una estrella a la espalda, esa que ella te había pedido y la niña que se llama Diana, osease yo, que nadie pensaba que iba a recordar estas cosas, las recuerda y las mal cuenta, veinte años diez tres, ella escribe, ”bájame una estrella” y yo copio y pego.

Gracias

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